viernes, 15 de julio de 2011

Cronica Ilustrada del libro...La batalla de Torreon

C R O N I C A - I L U S T R A D A
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Caballeria villista ataca en alrededores de Gomez.

CAMPAÑA DE VILLA EN COAHUILA

Hacia Torreón

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Artilleria de la division del norte marzo 1914 a las ordenes de gral Felipe Angeles.

El silbato de los trenes aturdió a los vecinos de Chihuahua desde muy temprano, aquel lunes 16 de marzo de 1914. A los niños les parecía un día de fiesta y las mujeres, debajo del entusiasmo, guardaban la inquietud de la separación: ¡el general Francisco Villa estaba embarcando los 7.600 soldados de la División del Norte para recuperar Torreón!. Quince trenes salieron de la estación de Chihuahua con las fuerzas comandadas por los generales Maclovio Herrera, Toribio Ortega, Eugenio Aguirre Benavides, Felipe Ángeles y José Rodríguez, y con los hombres de los coroneles Trinidad Rodríguez, Miguel González y Máximo García. En los trenes que conducían la artillería al mando del general Felipe Ángeles iban 29 cañones de diferente calibre, con 1.700 granadas, además de ametralladoras, carros de armamentos, automóviles, equipo y parque en general. El vagón de la brigada sanitaria, con instrumental médico y medicinas en abundancia, enfermeros, camilleros y médicos, era elogiado por todos como modelo de buena organización. ¡Ni los federales tenían uno así!
Con cuánta emoción se despedía el hombre de la mujer; los hermanos de las hermanas y había que ver cómo las mujeres y los niños se quedaban llorando y a la vez riendo. Muchachas de las más distinguidas familias se despedían cantando y llorando, de jóvenes oficiales que contagiados del magnetismo y de la fe de su jefe, Pancho Villa, mostraban sus rostros radiantes de entusiasmo y optimismo.

Iban a reconquistar Torreón, la ciudad más próspera del norte de la República, a la que a principios de diciembre habían evacuado las últimas fuerzas villístas comandadas por Calixto Contreras y José Isabel Robles. Allí se había acuartelado lo más granado de la oficialidad y la tropa del ejército huertista formando la División del Nazas, compuesta por 7.000 hombres, con más de 19 piezas de artillería, al mando del general federal José Refugio Velasco.
Mientras Villa, con el grueso de la División del Norte, se había dirigido a Chihuahua y obteniendo los grandes éxitos de Ciudad Juárez, Tierra Blanca y Ojinaga, Calixto Contreras y José Isabel Robles, siguiendo las instrucciones del guerillero, habían quedado en las proximidades de Torreón, sosteniendo constantes peleas con las avanzadas del general Velasco. Ahora llegaba la hora del desquite revolucionario.
El martes 17 los trenes villistas se detuvieron en Santa Rosalía de Camargo, donde fueron entusiastamente acogidos por la población.
En Santa Rosalía de Camargo se incorporó a la División del Norte el general Rosalio Hernández, con sus 600 hombres, como asimismo otras partidas revolucionarias dispersas. Avanzaron después hasta la estación Yermo, a 112 kilómetros de Torreón, y luego a la de Conejos, donde cuando amenguaba una gran tormenta, Villa reunió a sus generales para decirles:
-Señores, sí somos todos de un solo parecer, seguiremos nuestra marcha conforme amanezca. Por la izquierda avanzará el señor general Eugenio Aguirre Benavides con las brigadas Zaragoza, Cuauhtémoc, Madero y Guadalupe Victoria: su misión es apoderarse del pueblo de Tlahualilo. Por el centro y nuestra derecha próxima avanzaremos los demás, con todas las otras brigadas aquí reunidas: nuestra misión será empujar desde Peronal las avanzadas enemigas y seguir hasta adueñamos del pueblo de Bermejillo. Por nuestra derecha lejana avanzaran los dos mil hombres de la Brigada Morelos, al mando del señor general Tomás Urbina, que ya viene con esa consigna desde su campamento de las Nieves: su misión será tomar el pueblo de Mapimí.
El terrible compadre de Villa, Tomás Urbina, salió de Nieves, donde era señor de vidas y haciendas, y se lanzó sobre la población de Mapimí. El general Eugenio Aguirre Benavides se apoderó de Tlahualilo mientras Villa perseguía a los rurales que defendían Bermejillo. Las avanzadas federales retrocedieron y fueron a refugiarse en la ciudad de Gómez Palacio, en las cercanías de Torreón, donde el general Velasco había establecido su cuartel general. Desde Tlahualilo, Villa y Ángeles lo llamaron por teléfono para solicitarle la entrega de la plaza
de Torreón. Como era de esperarse, Velasco se negó al pedido, formulado por Ángeles en términos muy corteses. El general Villa tomó la bocina y sostuvo esta sabrosa conversación con un oficial de los de Gómez Palacio:
-¿Con quién hablo?
-Con Francisco Villa.
-Conque con Francisco Villa ¿eh?
-Sí, señor, servidor de usted.
-Muy bien, allá vamos dentro de un momento.
-Pasen ustedes, señores -contestó Villa.
-Bueno, prepárennos la cena.
-Muy bien. Y si no quieren molestarse nosotros iremos, pues no hemos andado tantas tierras nada más que para venir a verlos.
-Y qué, ¿son ustedes muchos?
-No tantos -respondió Villa-, dos regimientos de artillería y diez mil muchachitos para que se entretengan.

FERIA DE LA SANDIA Y EL MELON 2011